Para poneros en contexto: dirijo la filial española de Cardtronics, una operadora de cajeros automáticos, y por tanto con un gran interés en ver si el despliegue de Apple Pay puede afectar a mi negocio, el del efectivo.
Pues bien, hace 10 días tomé la decisión de iniciar esta prueba: Intentar pagarlo todo con Apple Pay, tanto mis pagos personales (tarjeta CaixaBank) como de empresa (Santander). Estos son los resultados:
Ergonomía y experiencia de usuario:
Los primeros días resulta un poco extraño, ya que sostener el móvil frente al TPV y poner el dedo para la biometría requiere un cierto aprendizaje... nada imposible para el usuario habitual, pero sí relevante quizás para usuarios con movilidad reducida, mayor edad, etc.
Sin embargo, esta relativa dificultad queda totalmente compensada por dos cosas: No tocar el TPV, y sobretodo, no tener que teclear el PIN. A la que te acostumbras, el automatismo de hacer TAP con el móvil y listos, es fantástico.
Perfecto para pagos personales, no tanto para empresa
Otra cosa que he visto estos días es que Apple Pay es perfecto para los pagos personales. Yo soy de los que normalmente no pide ni el recibo ni la copia de la tarjeta, con lo que me he acostumbrado a hacer el TAP, escuchar el Bip, y ya está. Podemos estar hablando ahora de un tiempo de transacción de segundos.
En cambio, para mis pagos de empresa (taxis, restaurantes, etc) sí que pido el tícket. Con lo que a todo lo anterior, hay que sumarle el engorro de sacar la cartera y guardar el recibo... nada complicado, pero claro, tampoco tan sencillo como me esperaba.
¿Cuánto he pagado? ni idea
Aquí está para mí el cambio fundamental: Pagar con efectivo te hace muy consciente de que esos billetes que entregas en el comercio difícilmente los volverás a ver... la sensación de gastar es importante; con la tarjeta la noción es menor, pero aún y así, todo el mundo es consciente del pago que está realizando... no en vano, la tarjeta tiene dos apellidos posibles, bien débito, bien crédito, y todo el mundo sabe que eso nunca es gratis.
Por contra, con Apple Pay la sensación es totalmente diferente. Es casi etérea... más similar a desearse los "Buenos Días" que a un acto de naturaleza económica. Pagar deviene tan sencillo, tan fácil, tan agradable (algún psicólogo descubrirá algo mágico en ese BIP), que uno pierde totalmente la sensación de estar pagando.
¿He dejado de pagar con efectivo?
No.
Si bien me ha resultado sencillo prescindir de la tarjeta de plástico, no ha sido igual con los billetes. Han sido varias las ocasiones en que me he visto obligado a pagar con cash. Ejemplos:
- yo con prisas y taxi con TPV apagado o sin conexión... "no se preocupe hombre que pago con billetes"
- mis hijos... "Papá, déjame dinero para pagar un libro"
- pagos conjuntos, como cenas de amigos en que al final se paga a escote
- centro comercial en fin de semana, en que la avalancha de gente provoca saturación/ lentitud/ denegaciones en los TPVs
Tampoco sería capaz de decir el % de veces que he pagado en cash, pero no ha sido pequeño.
Paradójicamente, y resulta curioso, CaixaBank ha hecho una gran integración con sus cajeros, y he acabado usando Apple Pay para sacar dinero.
¿Adiós al plástico?
Efectivamente. Punto y final. Bye bye. Au-revoir. Sayonara baby.
En resumen...
Apple Pay, y servicios similares, están aquí para quedarse. Hay algún detalle por pulir (mejores consultas de movimientos!), pero en general es un servicio que mejora la forma de pagar, rápido, fiable y sencillo.
Creo que potencialmente acabará con la emisión de tarjetas de plástico, que dejan de tener sentido, pero no con el efectivo. En mi opinión cada medio de pago jugará su propio rol, y cada uno los utilizará según su conveniencia... en definitiva, una opción más a disposición del consumidor.